“Haciendo la obra de Dios”
“La obra que me encomendaste que hiciera, la he
terminado.” Jn 17,4
¡Paz
en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!
La
mayoría de los cristianos no tienen ni idea para que van a la iglesia, no saben
porque tienen que ser parte de un grupo eclesial. Piensan que con decir “soy de
tal o cual iglesia”, ya cumplieron con su deber.
Ese
es un gravísimo error…
Los
cristianos recibimos la Gran Comisión de parte de nuestro Señor
Jesucristo: “Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones…” Mt
28,19
La
Gran
Comisión es lo que le da sentido a nuestras vidas, rumbo a
nuestras Iglesias y poder a nuestro ministerio ya que es nuestro PROPOSITO como
hijos de Dios.
Antes
de padecer, nuestro Señor Jesucristo hizo la famosa “oración por sus
discípulos” (también conocida como la oración sacerdotal) Jn 17, en la cual
nuestro Divino Salvador ora al Padre Celestial por los apóstoles (y por todos
los discípulos), pero, además en el verso 4 dice: “La obra que me encomendaste que hiciera,
la he terminado.”
Jesucristo
le dio gloria a su Padre Celestial cuando cumplió con la obra que Él le había
encomendado.
Jesucristo
lo dijo: “Si me
aman cumplirán mis mandamientos”. Los cristianos damos una
adoración en “Espíritu y en Verdad” (Jn 4,24) a la Santísima Trinidad, le damos
gloria, honra y adoración cuando hacemos la voluntad del Padre que esta en el Cielo (Mt 7,21).
No
cualquier persona puede entender esto, solo aquellos que tuvimos el honor de que
“los ojos
del corazón se nos han iluminado” (Ef 1,18) y que se nos a “abierto los
ojos” (Lc 24,31) y que “fuimos
iluminados” (2 Cor 4,6), es decir, que recibimos al Espíritu
Santo y somos conducidos a toda Verdad (Jn 14,26; Jn 15,26).
Todos
los que formamos parte de la maravillosa familia de la Iglesia Ortodoxa
Autocéfala de las Américas, desde el momento de nuestra Crismación recibimos
dos cosas: “El
Gran Mandamiento” (Jn 13,34) con el cual cumpliríamos la “Gran Comisión”
(Mt 2819), para esto el Señor Jesús nos llamo de donde estábamos, nos saco del
dominio del Maligno, del pecado y de la muerte y nos traslado a su Reino y nos
dio nueva vida por su Sangre (Rom 5,9), este es nuestro PROPOSITO. Este es
nuestro “GPS” espiritual, es nuestra brújula como cristianos, sin la cual nos
perderíamos.
La
Lectura de las Divinas Escrituras nos alimenta, nos renuevan y nos iluminan.
La
recepción de los Sacramentos nos santifica por la acción del glorioso y bendito
Espíritu Santo.
La
oración nos une a Dios en un dialogo de amor.
La
participación de la Divina Liturgia nos permite unirnos a todo el Cuerpo
Místico de Cristo (Rom 12) en adoración, la cual redunda en nuestra
santificación.
Pero
como cristianos, estamos llamado por Dios a testificar y evangelizar a todas
las personas, ya que nosotros hemos recibido a Dios en nuestras vidas, y Dios
que “es Amor” (1 Jn 4,8) desea “que todos los hombres sean salvos y se vuelvan
al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4).
No
importa cuantas personas asistan a las “iglesias”, no importa cuantas veces
digan “aleluya”, no importa cuanto lean de las Divinas Escrituras o cuanto oren
o comulguen, si no están cumpliendo con La Gran Comisión simple y sencillamente
no han recibido al Señor Jesús en sus vidas.
Es
por ello que para la familia de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas
el cumplir con “El Gran Mandamiento” para poder con “La Gran
Comisión” es el centro de nuestra vida pastoral, espiritual y
eclesial.
¿Cuál
es nuestro PROPOSITO
como miembros de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas?
¡¡¡GANAR EL MUNDO PARA CRISTO!!!
¡¡¡GANAR
EL MUNDO PARA CRISTO!!!
¡¡¡GANAR
EL MUNDO PARA CRISTO!!!
Si
deseas ser parte de nuestro PROPOSITO que Cristo nos entrego, si
deseas entregarle tu vida al Señor Jesús (no a una Iglesia, religión o grupo,
ya que solo Cristo salva) te invitamos a que te pongas en contacto con
nosotros.
Desde
hoy estamos orando por ti y por tu familia.
¡Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!
Su
hermano y amigo en Cristo:
Monseñor
+Atanasio
Obispo.
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