miércoles, 8 de abril de 2015

Divina Liturgia... Jueves Santo.



Renovación de promesas sacerdotales...Jueves Santo.




Jueves Santo...Lavatorio de pies.







Muere el Patriarca Dinkha IV: ¡Que su memoria sea eterna!

 
Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

La Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas (IOAA)  se solidariza con sus hermanos del Patriarcado Caldeo de la Iglesia Asiria por el fallecimiento de Su Santidad el Patriarca Dinkha IV. Elevamos nuestras oraciones por su eterno descanzo y por toda su grey.

Nuestra Jurisdicción había entablado un dialogo directo con su Santidad y lamenta profundamente su fallecimiento.

¡Que su memoria sea eterna!
¡Que su memoria sea eterna!
¡Que su memoria sea eterna!

martes, 7 de abril de 2015

¡Cristianos muertos en Kenya!







(Declaración del Metropolitano +Atanasio sobre los muertos en Kenya)

Hermanos y hermanas en Cristo:

¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

La Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas (IOAA) CONDENA ENFATICAMENTE la masacre de los estudiantes de Kenya que se llevo a cabo recientemente, elevamos nuestras oraciones al Creador por todos estos hermanos y por sus familiares, pero, tambien ELEVAMOS NUESTRAS VOCES exigiendo JUSTICIA y la protección de todos los cristianos. Nadie debe ser perseguido a causa de su fe.
No podemos guardar silencio como lo hacen las mayorias de las "iglesias oficiales".
Denunciamos este crimen y exigimos justicia.

Su Beatitud +Atanasio arzobispo Metropolitano
Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas.

lunes, 6 de abril de 2015

¡El Gran Sábado Santo Ortodoxo!

Un poco antes de la medianoche en el Gran Sábado Bendito, se celebra el oficio de Nocturno. El celebrante se acerca a la tumba, y toma de allí el Epitafio para llevarlo hasta la mesa del altar donde permanecerá durante 40 días, hasta la fiesta de la Ascensión de Cristo a los cielos.
Llegada la medianoche, se da comienzo a la procesión pascual. El templo se encuentra oscuro, sin la luz de ni siquiera una vela. El Obispo, o bien el celebrante principal, quien ahora sostiene una vela encendida en sus manos, llama a los fieles desde las Puertas Reales del Iconostasio cantando:
“Adelante, tomad la luz de la Luz Eterna. Venid, y glorificad a Cristo resucitando de entre los muertos.”
Mientras los fieles repiten el himno, todos se acercan a esta primera luz a encender también sus velas. Entonces se sale del templo en procesión, llevando las velas, la cruz y los querubines. El celebrante lleva el Evangeliario, y se va cantando el siguiente himno:
Tu Resurrección, oh Cristo Salvador, los ángeles en el cielo alaban. Haznos dignos a nosotros de glorificarte con corazones puros.
La procesión recorre alrededor de la iglesia, hasta que todos lleguen a las puertas principales del templo, que se encuentran cerradas. Esta procesión de los cristianos en la noche de Pascua de Resurrección recuerda las primeras procesiones bautismales, desde la oscuridad y muerte de este mundo hasta la luz y vida del Reino de Dios. Es la procesión de la Pascua Santa, el pasar desde la muerte a la vida, de la tierra al cielo, desde este siglo al siglo venidero que es eterno.
Delante de las puertas cerradas del templo, se anuncia la resurrección de Cristo. Se lee el pasaje del Evangelio que habla del descubrimiento de la tumba vacía (Marcos 16,1-8). Después el celebrante proclama la bendición a la “Trinidad Santa, Consustancial, Vivificadora e Indivisible.” A continuación y por primera vez, se canta el tropario de la Pascua de Resurrección, junto a los versos del Salmo 67, que dará comienzo a todos los oficios de la iglesia durante la semana pascual.
Levántese Dios, sean dispersados sus enemigos; que los que le odien huyan de él
Cristo resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con la muerte, y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros. (Troparion)
Este es el día que hizo el Señor; Regocijémonos y alegrémonos en él.
Luego los fieles penetran al templo, y prosigue el resto del oficio de Matutinos Pascuales, el cual es completamente cantado. El Canon de la resurrección de Cristo, atribuido a San Juan de Damasco, es entonado, con el tropario de la fiesta cantado repetidamente como coro. El templo está decorado de flores y luz, y los ornamentos son del color claro y brillante de la Resurrección. El ícono de la Resurrección de Cristo está en medio del templo, mostrando a Cristo que destruye las puertas del infierno y rescata a Adán y Eva del cautiverio de la muerte.[6] Es la imagen del Vencedor “pisoteando la muerte con la muerte.” Los cánticos son continuos, y el celebrante inciensa a los fieles y a los íconos una y otra vez, siempre proclamando: ¡Cristo resucitó! Y los fieles responden con regocijo, ¡En verdad resucitó!
Hoy es el día de la Resurrección! ¡Resplandezcamos con alegría, oh naciones! Porque la Pascua es la Pascua del Señor. Porque Cristo Nuestro Dios nos hecho pasar de la muerte a la vida, y de la tierra al cielo. Nosotros que le cantamos el cántico de victoria y de triunfo: Cristo ha resucitado de entre los muertos! (1° Oda del Canon de Matutinos)
Después del canon, se cantan las Alabanzas y los versos de la pascua, y al final de Matutinos, también se celebran las Horas de la Pascua. En general, en los oficios de la Pascua de Resurrección, no se lee ninguna parte del oficio; todo es cantado a las melodías jubilosas de la fiesta.
De inmediato sigue la Divina Liturgia Pascual, comenzando primero con el cántico del tropario de la Fiesta y los versos del Salmo 67. Versículos especiales tomados de los salmos también componen las antífonas de la Liturgia, mediante los cuales los fieles glorifican y alaban la salvación de Dios.
Se canta una y otra vez el Tropario de la Resurrección: ¡Cristo resucitó de entre los muertos! El texto bautismal tomado de la carta de San Pablo a los Gálatas nuevamente reemplaza el Trisagion. La lectura de la Epístola es tomada del Libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-9). La lectura del Evangelio es del Evangelio de San Juan, 1,1-17. La proclamación de la Palabra de Dios lleva a los fieles hasta el principio, anunciando la creación y la re-creación del mundo mediante el Verbo Vivo de Dios, Su Hijo Jesucristo.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. …Todas las cosas por él fueron hechas … En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad. … Y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre. … De su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. (Juan 1,1-17)
La Divina Liturgia se corona en la santa comunión con el Cordero Pascual, en Su Mesa de banquete en el Reino de Dios. Repetidamente se entona el tropario de la fiesta de la Resurrección mientras los fieles participan de Aquel “que estuvo muerto y revivió” (Apocalipsis 2,8).
Como homilía, en la Divina Liturgia Pascual, se lee el célebre Sermón Pascual de San Juan Crisóstomo. Este sermón, que interpreta la Parábola de los obreros de la viña, y particularmente de los que llegaron a la undécima hora (Mateo 20,1-16), invita a todos a olvidar sus pecados y a participar de todo corazón en la fiesta de la Resurrección. Nos invita a todos a la mesa de Cristo a fin de compartir el Cordero Pascual.
En la Iglesia Ortodoxa, se refiere a la Resurrección como la Pascua, lo que quiere decir Pasar o Pasaje. Es la Pascua de la Alianza Nueva y Eterna predicha por los profetas de antaño. Es el pasar de la muerte a la vida, de la tierra al cielo. Es el Día del Señor, proclamado por los santos profetas de Dios, “el día que hizo el Señor,” para juzgar la creación entera, el día de su victoria final y eterna. Es el Día del Reino de Dios, el día en que “no habrá allí más noche” pues “el Cordero es su lámpara.” (Apocalipsis 21,22-25)
La celebración de la Pascua en la Iglesia Ortodoxa no es una representación dramática de la primera mañana pascual. El oficio no se celebra al amanecer, ya que los Matutinos Pascuales junto a la Divina Liturgia son celebrados en las primeras horas nocturnas del primer día de la semana, con el propósito de dar a los seres humanos la experiencia de la “nueva creación” del mundo, y permitirles entrar místicamente a la Jerusalén Celestial que resplandece eternamente con la gloriosa luz de Cristo, venciendo la noche perpetua del mal y destruyendo la oscuridad de este mundo mortal y lleno de pecado:
Resplandece, resplandece, Nueva Jerusalén. Pues la gloria del Señor ha brillado sobre ti. Alborózate ahora y alégrate Sión. Oh Purísima Madre de Dios, regocíjate por la Resurrección de Tu Hijo.
Este es uno de los principales himnos de la Pascua de Resurrección en la Iglesia Ortodoxa. Se inspira en el libro del Profeta Isaías y en los últimos capítulos del Apocalipsis, pues es en la Santa Noche de la Pascua de Resurrección que se celebra, se realiza y se experimenta el misterio de la Nueva Creación, de la Nueva Jerusalén Celeste, la Ciudad Celestial, el Reino de Dios, el Día del Señor, las Bodas del Cordero con su Esposa.