jueves, 9 de mayo de 2013

Carta Pastoral: Llamados a la santidad...


Llamados a la Santidad.


Hermanos y hermanas en Cristo:
                                                     
¡Paz en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!

Este domingo, el segundo del tiempo pascual, es en la ortodoxia, el domingo del apóstol santo Tomas.

El Evangelio de este día (Jn 20,19-31) nos presenta la vivencia del apóstol santo Tomas, el cual fue uno de los doce apóstoles (Mt 10,1-4), los cuales habían recibido la fuerza del Espíritu Santo (Hch 2,1-11) para proclamar la Resurrección del Señor hasta los confines de la Tierra (Hch 1,8) y con pleno poder y autoridad para atar y desatar en los cielos y en la Tierra (Mt 18,18) para tomar serpientes, expulsar espíritus malignos y sanar enfermos (Mc 16,15-18).

El apóstol santo Tomas fue uno de los testigos de la Ascensión (Lc 24,50-52) de nuestro Señor Jesucristo. Así mismo, todos nosotros fuimos llamados por Cristo para ser misioneros, pastores, siervos, profetas y Sacerdotes (dentro de la vocación particular a la que hemos sido llamados).

Hemos experimentados el glorioso poder de Cristo en nuestras vidas, hemos sido perdonados, lavados (Tito 3,5), justificados y santificados por la gloriosa Resurrección de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo (Lc 24,1-5).

Nosotros hemos sido testigos de todo esto y de milagros aun más aun mayores.

Y, sin embargo, al igual que el apóstol santo Tomas, en los momentos difíciles, duros, de enfermedades, pobreza, persecución, duda, prueba, soledad, etc. Cometemos el mismo error que el apóstol Santo Tomas: Apartarnos de la Comunidad (Jn 20,24).

La manifestación glorioso de Cristo Resucitado se lleva a cabo en domingo (día del Señor, día de Yahweh) y en medio de la Iglesia (Jn 20,19).

El apóstol Tomas, como muchos cristianos, ante la prueba, lo primero que hacen es apartarse  de la comunidad y de sus legítimos pastores (obispo y presbíteros) e inician un alejamiento de la protección que encuentran dentro del rebaño de Cristo (Jn 10,9).

Es cuando Satanás aprovecha para sembrar dudas (falta de Fe) y desconfianza para con los hermanos clérigos y laicos que nos amonestan y nos exhortan a través de su testimonio y de su predicación sobre el glorioso poder de la Resurrección del Señor Jesús, y terminamos diciendo como Santo Tomas: “Si no veo… no lo creeré (Jn 20,25).

Para este tipo de personas, ya no basta su propio testimonio, ni el testimonio de otros, ya no es suficiente el testimonio de las Divinas Escrituras (Lc 24,27), ya que al alejarse de la Iglesia, su corazón se ha enfriado y el Maligno a podido sembrar la duda.

Ocho días después, dice el Santo Evangelio, nuestro Señor vuelve a aparecerse, y esta vez, estaba presente el apóstol Tomas.

Hay muchos cristianos, que igual que el apóstol Santo Tomas, dudan del poder de Cristo y de su gloriosa y bendita Resurrección, pero que vuelven a la Iglesia por diferentes motivos: nostalgia, miedo al infierno, aburrimiento, porque los invitaron a una actividad de la Iglesias, etc., pero sin Fe… están presentes (en el cuerpo) pero al mismo tiempo ausentes (en el espíritu). Esos son los cristianos que oran pero sin esperar recibir nada de parte de Dios. Oran más por rutina y tradición, que por convicción. Son como aquellos clérigos que se predican así mismos y hacen a un lado a nuestro bendito Señor.

Son como aquellos “cristianos” que dudan de las Divinas Escrituras, de la doctrina de la Iglesia y del poder de Cristo, pero creen en un sinfín de supersticiones, herejías y de toda clase de abominaciones (gnosticismo, brujería, adivinación, limpias, fantasmas, etc.).

Es entonces cuando Cristo vuelve a desplegar todo su poder, se manifiesta, ante los apóstoles, triunfante sobre el pecado, la muerte y el Maligno.
Es cuando el apóstol Tomas vuelve a descubrir su Fe y proclama a nuestro Señor Jesucristo como lo que es: Como su Señor y su Dios (Jn 20,28).

No hay ningún corazón tan duro que no pueda ser cambiado y nunca es demasiado tarde. Los que estamos fieles a la Iglesia, debemos orar por los que titubean y por los que se han ido. Todos los miembros de la Iglesia debemos ir y buscar a la “oveja perdida”, ya que por nuestro Bautismo somos responsables los unos de los otros ante nuestro Señor Jesucristo, no es tarea solamente de nuestros pastores (Presbíteros y Obispos). Debemos ser amorosos, pacientes,  y tener mucha Fe en que Dios les tocara el corazón y volverán a la CASA DE DIOS, AL CUERPO MISTICO DE CRISTO, A LA NACIÓN SANTA,  ya que para Dios no existen imposibles.

Tengamos mucho cuidado de no cometer el error que cometen muchos cristianos: utilizar argumentos humanos para tratar de hacer volver a los que han perdido la Fe.

Esto sería un grave error y solo nos llevaría al fracaso.

Cuando vayamos a predicar debemos hacerlo con la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Las Divinas Escrituras) y en el fuego del Espíritu Santo (en oración y en santidad) (Ef 6,17).

Recuerden hermanos: Todos fuimos llamados a la Santidad (1 Tes 4,7).

¡Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo!

+Atanasio
Obispo por la gracia de Dios.


miércoles, 8 de mayo de 2013

Cinco Crismaciones el domingo de Resurrección...


Domingo de Resurrección...


Gran Vigilia Pascual...




Jueves Santo...









¡Cristo ha Resucitado!¡Es verdad, el Señor ha Resucitado!



La Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas les saluda a todas las Iglesias y personas de buena voluntad con motivo de la Pascua y les desea que las bendiciones de Cristo estén con todos ustedes.

¡Cristo ha Resucitado! ¡Es verdad, el Señor ha Resucitado!